En la actualidad, donde la conciencia medioambiental impulsa día a día la gestión más eficiente de los recursos, tanto individuos como empresas apuestan por usar solo aquello que necesitan cuando lo necesitan. Siguiendo estas máximas, se han desarrollado los compresores de aire con accionamiento de velocidad variable (VSD).

Un compresor VSD ajustará automáticamente la velocidad de accionamiento para satisfacer las fluctuaciones de la demanda, se ahorra energía y, por tanto, dinero: solo pagarás por la energía que demande tu planta.

Además de evitar derroches energéticos, los compresores de aire VSD también ofrecen otras ventajas que conviene tener en cuenta:

Se prolonga la vida útil del equipo. Gracias al control óptimo de la velocidad y la frecuencia del motor, los compresores VSD ofrecen una mejor protección ante sobrecargas electro-térmicas, caídas de tensión, sobretensión eléctrica, etc. La tecnología VSD permite también arranques en carga suaves, mejorando así la durabilidad de componente como engranajes y rodamientos. En conclusión: Las cosas que generalmente duran más tiempo son las que se utilizan de manera más eficiente.

Menores tiempos detenido. Cuando se emplea la tecnología VSD, el equipamiento dura más y tiene menos tiempo de inactividad debido a tareas de mantenimiento. Se puede programar el mantenimiento del equipo fuera de los picos de uso.

Toda la potencia que necesites, solo cuando la necesites. Si una aplicación no demanda que el compresor funcione a su máxima velocidad todo el tiempo, ¿por qué debe hacerlo? Esto supone un desperdicio de energía y dinero. Los motores eléctricos son responsables de dos tercios del consumo de energía en la industria. Por eso, mejorar la eficiencia redundará en beneficios energéticos y económicos concretos (sin olvidar los medioambientales!).

Aumentar la producción a través de procesos de control más rigurosos. Los compresores VSD mejoran la calidad del producto y reducen los costes de producción: los motores operan a la velocidad óptima para la aplicación, por lo tanto se producen menos errores. Esto se traduce en niveles de producción mayores con menos pérdidas (y mayores ingresos). Además, los VSD permiten ajustar mejor la velocidad de los equipos en relación a la carga y se restringe la necesidad de emplear correas de transmisión, lo que también permite aumentar el rendimiento.

Menores costes en la red. Se logra un ahorro indirecto de energía que puede alcanzar hasta el 10% por el efecto del descenso general de la presión de la red, favoreciendo la reducción de fugas. Adicionalmente, la tecnología VSD permite un sistema de presión estable a partir de una reacción ágil ante las variaciones de presión (normalmente dentro de 0,1 bar), lo que también incrementa la vida útil de la red.